miércoles, 1 de junio de 2011

Hacia rutas salvajes, de Jon Krakauer

Me acuerdo que cuando vi esta película, hace unos cuatro años creo, me encantó. Le encontré linda y trágica. Un universitario buscando la libertad y aislarse del mundo frívolo y vil me parecía el tema perfecto para mis 22. Pero claro, ahora leí el libro y fue distinto. Me costó encontrar en mí los rasgos de Chris McCandless que antes me parecían tan cercanos. De hecho, me cayó un poco mal. Ahora pienso que su soberbia lo terminó matando. 

Independiente de eso, el libro es un buen reportaje. A pesar de que Krakauer es alpinista y se sintió identificado con esta historia - o quizá por eso mismo - logra mantener cierta distancia y contar los hechos de una forma más o menos objetiva. Durante su investigación habló con mucha gente,  visitó los lugares donde había estado McCandless y leyó los mismos libros que él. Su trabajo queda reflejado en el texto. Sí me pareció un poco lento, aunque era esperable. Debe haber sido difícil seleccionar qué contar.

El sábado fuimos con mi novio a un parque nacional y caminamos durante tres horas en medio de árboles y cruzando pozas y ríos y escuchando cantar a los pajaritos. En ese momento pensé que no vale la pena venir al mundo si no lo conocemos. Pasar toda la vida en el ruido de la ciudad no nos va a entregar grandes revelaciones sobre quiénes somos. La naturaleza es lo único permanente. Un alerce que lleva más de dos mil años en el mismo lugar ha sido testigo de mucho más de lo que yo veré en mi vida. Estaba ahí muchísimo antes de que yo fuera a nacer y ahí seguirá cuando me muera. 

Entonces, claro, en cierta forma entiendo a McCandless. Es sólo que no comparto su escala de valores.