viernes, 28 de octubre de 2011

Canta la hierba, de Doris Lessing

Hace dos días terminé "Canta la hierba". Es un libro de esos que empiezan por el final - el asesinato de la protagonista inglesa a manos de su sirviente sudafricano - y que permiten que todo el resto de las páginas se concentren en la historia.


Mary es una mujer solitaria. Siempre lo ha sido. Vive en la ciudad, trabaja como secretaria y tiene muchos amigos. Pero basta con que, en algún  momento, escuche que no está hecha para el matrimonio, para que le den unas ganas locas de casarse con el primero que se lo proponga. Y eso hace. Termina viviendo en una granja desolada, empobrecida casi al extremo de la locura, y en absoluta infelicidad conyugal. Así parte (o termina) su vida de verdad.

Creo que la magia de la literatura es que permite encontrar en un par de páginas miles de respuestas, y que, a la vez, queden por responder miles de preguntas. En este libro en particular, me quedo con la sensación de que hay personas que nunca conocen el amor en ninguna de sus formas. A Mary no la quiere nadie. A Dick, su marido, tampoco. Y a Moses, el sirviente, no lo sé. Quizá. Doris Lessing es experta en que, al final, nada en el mundo sea muy claro.