jueves, 22 de diciembre de 2011

Hacia el fin del mundo, de José Ignacio Valenzuela

Estoy leyendo en cantidades. Es parte de mi pega - mi parte preferida, por cierto. Pero eso no quiere decir que esté leyendo libros buenos. O entretenidos. O bien escritos. Aunque algunos me sorprenden gratamente. Como éste.

El primer tomo de la "Trilogía del malamor", del guionista de muchísimas teleseries de mi adolescencia, José Ignacio Valenzuela, es un lujo. Me encantó. Después de tantos vampiros y hombres lobo - defensora a ultranza de Crepúsculo, pero ya es demasiado - encontrar la historia de una leyenda antigua que se vuelve realidad se agradece. La protagonista es universitaria, tiene un Iphone que adora y viaja en bus hasta Almahue, un pueblo de poquísimos habitantes a casi dos mil kilómetros de la capital, donde pierde todo acceso a la tecnología y queda sólo ella con ella.

Lo que quiero decir es que no es una historia de fantasía, aunque lo parezca. Una comunidad formada por gente destinada a morir si es que se enamora es sólo el punto de partida. La esencia del libro es otra, que tiene que ver con la intensidad de los diecinueve años, con la libertad y el amor, con el viaje de encuentro con nosotros mismos. La protagonista es tan real como era yo a su misma edad, cuando pasé más de diez horas en un bus con mi mejor amiga sólo para ver a mi ex, a quien juraba amar con locura.

Por ahora, espero con ansias la segunda parte. A ver si sigo encontrando tan buenas historias en medio de una literatura juvenil que a veces pareciera haber perdido todo rastro de juventud.