miércoles, 5 de junio de 2013

Dime quién soy, de Julia Navarro

Aunque hace casi un año que no escribía, nunca he dejado de leer.

Acabo de terminar "Dime quién soy", de Julia Navarro. Una historia novelada desde principios del siglo XX hasta ahora. En general no soy una fanática del género, pero este libro me gustó mucho. La protagonista, Amelia, es un personaje alucinante, capaz de enfrentar lo más oscuro de las personas y seguir mirando al frente, luchando por lo que cree justo.

A veces me paso horas pensando en el sentido de la vida. En si valió la pena, por ejemplo, que alguien soportara las torturas de la guerra, si al final la muerte se lo va a llevar igual. No hay excepciones. Todos caminamos hacia el mismo destino: lento, rápido, con tiempo para despedirnos o sin aviso previo. Estamos esperando a la muerte, todos los días.

Amelia Garayoa no pensaba en eso. Estaba viva, y nada más importaba. Su historia fue intensa, profunda, y apasionada a más no poder. Después de más de mil páginas, pienso que quizá sólo somos nuestro legado. Somos nuestros hijos, nuestros nietos, nuestros libros.

Como Amelia, existiremos siempre en el recuerdo de los otros.

martes, 12 de junio de 2012

La letra escarlata, de Nathaniel Hawthorne


Hace unos días empezaron a llegar los mails. En diciembre se cumplen diez años desde que salí del colegio, y por supuesto las mismas personas que durante la época escolar organizaron miles de eventos, ya se están preparando para la ocasión. Una noche - o tarde, o fin de semana, qué se yo - de reencuentro.

No sé si vaya. Y no sólo porque vivo a mil kilómetros. La verdad es que quisiera tener ganas de saber qué ha pasado con tantas vidas en tantos años. Pero no me pasa nada. Mi etapa escolar no fue una etapa feliz. Y quizá ni siquiera fue culpa de ellas - las flacas, bonitas y populares ellas. Quizá no fue culpa de nadie. Es sólo que a veces anhelo sentir una nostalgia que no existe. ¿Vale la pena el intento por reconciliarse con el pasado?

A lo largo de mis veintisiete años, nunca he podido evitar sentirme un poco como Hester Prynne. Como si llevara una letra escarlata en el pecho, una marca de la sociedad para recordarme - y recordarles - que somos diferentes. Que no pertenezco. Que aunque podemos mirarnos de repente, una vez cada diez años, es difícil que nos lleguemos a ver.

lunes, 4 de junio de 2012

The Southern Vampire Mysteries, de Charlaine Harris

A pesar de que no siento ninguna necesidad de justificarme, sí estoy dispuesta a admitir que estoy leyendo basura. Libros de lo más obvios y básicos. Novelas comerciales destinadas a crear series de televisión de alto rating. Y qué tanto. Me gustan.

Todo partió cuando compré un tablet chino ultra barato que me cambió la vida y le instalé la aplicación Kindle. Ahora puedo leer siempre, sin acarrear mamotretos de seiscientas páginas que pesan en cualquier mochila, sin preocuparme de apagar la luz porque es muy tarde y mi marido quiere dormir y sin pensar qué esquina de página debí haber doblado pero no lo hice porque odio doblar los libros. Todo este preámbulo para contar cómo fue que llegaron a mis manos las doce entregas de The Southern Vampire Mysteries, escritas por Charlaine Harris y emitidas - antes, durante o después, no tengo idea - por HBO bajo el nombre de True Blood.

Sookie Stackhouse, la protagonista, me cae bien. En el libro uno es bien pueblerina y puritana, pero con el paso del tiempo se vuelve ruda. Pero ruda de verdad. Aunque mantiene siempre una línea de comportamiento que permite reconocerla todavía en el libro doce como la niña rechazada. Es que Sookie puede leer mentes. Y se enamora de un vampiro - de dos en realidad - y tiene un romance con un hombre lobo. Suena como a Crepúsculo, lo sé. Pero el asunto es que, a pesar de todo, Sookie no le rinde cuentas a nadie. Hace lo que tiene que hacer, lo que quiere, lo que siente que es correcto. Y todo lo demás le da lo mismo. Tal como debe ser.

lunes, 2 de abril de 2012

The Hunger Games, de Suzanne Collins

Mi adolescente interna siempre agradece que no me niegue a la lectura de los libros de moda.
En este caso en particular saltaba de felicidad.


Durante algunos meses no quise saber ni de qué se trataba la historia. Las temáticas futuristas tienden a ser algo que evito por principio, a excepción de las que tienen algo del concepto reality integrado - como 1984 o Un mundo feliz. Pero con el estreno de la película, que probablemente no vea nunca, la curiosidad me ganó. Algo tiene que tener la trama que puede mover a tantos. Y de hecho. Algo tiene.

"The hunger games" es un libro entretenido y ágil, lleno de suspenso y emociones. El primero de una trilogía que obviamente leeré completa. La protagonista, Katniss, tiene dieciséis años y vive en el distrito doce. Porque el mundo está dividido en doce distritos y un comando central: el Capitolio - mi sensación fue que Estados Unidos logró finalmente la conquista de la humanidad y ahora hace lo que quiere con ella - donde una vez al año se celebra un juego de supervivencia televisado donde participan veinticuatro adolescentes. Un hombre y una mujer de cada distrito son elegidos por sorteo y enviados a luchar por sus vidas. Literalmente. Se matan unos a otros hasta que el último que queda vivo, gana.

Katniss tiene algo con lo que me siento muy identificada: una hermana chica a la que quiere con todo el corazón y a la que está dispuesta a defender siempre. Aunque le cueste la vida.

lunes, 19 de marzo de 2012

Cuentos de amor, locura y muerte, de Horacio Quiroga

Vocación es una palabra grande. Inmensa.
Define la vida de quien, ante la posibilidad de optar entre lo conveniente y lo apasionante, elige lo segundo.

Cuando estaba en el colegio - debe haber sido en octavo o algo así - leímos a Quiroga. Catorce años después no tengo muy claro de qué se trataba el libro completo, pero sé que me marcó profundamente. Fue la primera vez que leer me dio miedo de verdad. Y claro, mi cuento preferido, El almohadón de plumas, todavía me asusta cuando lo pienso.

Creo que sólo por eso - por el recuerdo, por la ansiedad profunda, por los escalofríos que llegué a sentir sentada en la alfombra de la biblioteca incluso cuando estaba al lado de la estufa - defendí tanto este libro cuando supe que lo habían sacado de la lectura complementaria de primero medio en el colegio donde trabajé seis meses.

¿En qué momento y pensando en qué decide alguien que Quiroga no se puede leer a los catorce años?

Volver a escribir ha hecho que me cuestione tantas cosas. Al mismo tiempo, me ha entregado certezas profundas. Mi vocación es innegable.

Si no vivo por la defensa de la libertad, entonces nada más tiene ningún sentido.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Stephen King


Me pasa algo terrible. Me encanta ir al solarium. De verdad. Deben ser los once minutos más relajantes de la semana - a pesar de que los paso encerrada en una máquina que bien podría ser un ataúd si no fuera por los colores de las luces y el calorcito y el ventilador en los pies.






Supongo que así también es que me gusta leer a Stephen King. Algo terrible, pero inevitable. Escapar a sus historias macabras sería como negar esa parte de mi naturaleza superficial que alguna vez disfrutó salir en televisión y que ahora se conforma con tanto menos. Carrie pasó volando por mis manos, seguida por Misery y actualmente The Shining. Me gusta este cabro Stephen. Es entretenido. Ágil. Aunque no sé si me da miedo por sus textos o porque no puedo dejar de ver a Jack Nicholson en cada página representando a uno de sus mejores personajes. 

Ahora tengo pega de verdad. De periodista. Nadie me pregunta para qué estudié cinco años si me iba a quedar encerrada en una biblioteca. Por mucho que amaba mi trabajo anterior, la verdad es que me fui con una herida profunda. Con la idea de que podía intentarlo con todas mis fuerzas, pero nunca sería quien ellos querían - independiente de quiénes fueran ellos. Y lo intenté de verdad, aunque eso significó alejarme de tantas partes de mí. Y traté de enseñarle a los niños que la magia de los libros no está necesariamente en las lecturas complementarias para las pruebas. Que pueden leer algo más, aunque los critiquen por su cultura llegada directo desde el mercado. 

No creo que Stephen King sea un ícono de literatura de calidad. Tampoco creo que leerlo me entregue un mejor conocimiento de mí misma. Pero es como el solarium. Me relaja. Lo disfruto, de principio a fin. Me dan ganas de que todo el mundo sepa que las letras no siempre son densas. 

Qué difícil es, a veces, nadar contra la corriente.

lunes, 9 de enero de 2012

Maldito karma, de David Safier

Que te echen del trabajo es un poco como que te patee un pololo. Sobre todo cuando es lo más inesperado del universo. Y es que hoy en la mañana fue igual que cualquier otro lunes en la mañana, hasta que dejó de serlo. Me levanté a la misma hora de siempre, tomé desayuno con mi marido y partí a trabajar. Disfruté mirando por la ventana una lluvia intensa, ordené algunos libros y fui a la reunión que tenía con mi jefe. Hasta ahí llegó. Hasta ahí llegué, en realidad. Mi historia como bibliotecaria y profesora terminó de manera abrupta. Diría que fue una muerte natural, pero no. Fue más como un asesinato a sangre fría.

Así que ahora estoy desempleada. Mañana no importa a qué hora suene el despertador, y me duele la guata cuando lo pienso. Es loco cómo la rutina completa cambia de repente. Pero bueno, todo esto no es más que un preámbulo para escribir sobre un libro que me hizo reír como pocos. Maldito karma es una historia sencilla, liviana y profunda al mismo tiempo, una suerte de autoayuda escrita con brillantez.

Kim Lange, exitosa presentadora de televisión, muere al comienzo de la historia y renace reencarnada en una hormiga. Como no hizo nada bueno en su vida, ser hormiga es lo que le corresponde. Principio básico del karma: todas las acciones tienen sus consecuencias. Por eso me pregunto hoy qué oportunidad me depara la vida que anda tomando decisiones trascendentales en mi nombre. Si algo he aprendido en 27 años, es que los cambios siempre son para mejor. Una vez más, me espera un salto al vacío.