martes, 5 de abril de 2011

El mundo de Sofía, de Jostein Gaarder

Filosofía fue mi carrera frustrada. Ahora que han pasado algunos años, pienso que hubiera dado un poco lo mismo si hubiera terminado siendo filósofa en lugar de periodista, pero al momento de decidir no se me hubiera ocurrido. Los filósofos no tienen pega, pensaba. Como si los periodistas tuviéramos.

"El mundo de Sofía" fue una revelación para mí. Me di cuenta de que no era la única que se cuestionaba el sentido de la existencia a los quince años. Ayer lo encontré en un café de Puerto Montt y lo empecé a leer de nuevo. Y me sigo preguntando lo mismo. De dónde venimos, hacia dónde vamos, quiénes somos. Me doy cuenta de que antes de nacer yo no existía pero el mundo sí, y que va a seguir existiendo después de que yo muera. Me cuesta entender el sentido de aparecer en este momento, en este lugar, y de desaparecer después. Tenemos fecha de caducidad y eso no deja de sorprenderme. No he llegado a consenso sobre la vida después de la vida. Creí en el cielo durante muchos años, en la reencarnación supongo que hasta ahora, pero tampoco me deja tranquila. No sé por qué existo.

La magia de la filosofía es que lleva miles de años buscando respuestas. Es una cofradía de buscadores incansables. Y quizás las preguntas permanezcan eternamente, pero eso no le quita valor - a mi juicio, le agrega - al hecho de que haya quienes no se limiten a mirar cómo pasa la vida, si no se empeñen en comprenderla. Pienso que Jostein Gaarder hizo un trabajo maravilloso. Se lo agradezco desde lo más profundo.

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