lunes, 14 de marzo de 2011

(500) days of Summer, dirigida por Marc Webb

Espero me perdonarán que escriba de películas de repente en un blog de libros, pero es un hábito que pienso adoptar.


Desde la primera vez que la vi, (500) days of Summer se convirtió en una de mis películas preferidas. Entiendo a Summer. Sé que es egoísta y egocéntrica, y que no tiene la capacidad de ver más allá de sí misma, pero me atrevo a pensar que no es su culpa. La vida le ha enseñado que nada es para siempre, y ante eso lo más fácil - lo más seguro, lo más lógico - es mantener distancia, sin importar quiénes queden golpeados en el camino. 

No soy tan bonita como ella, ni tengo ese estilo alternativo sesentero (a pesar de que inspiró mi corte de chasquilla), pero no puedo dejar de sentirme identificada con su personaje. Las desilusiones y los golpes, y sobre todo la soledad, convierten a las mujeres en frías, ajenas y un poco inmunes a los dolores de cualquiera que no sean ellas mismas. Que me quieran no implica nada. Me pueden dejar de querer mañana y, ante eso, mejor me guardo mis emociones. Lo paso bien, me río y me olvido. Hasta que llega una persona que lo cambia todo.

Si Summer no se queda con Tom no es porque él no sea un buen hombre, ni porque ella sea una mala mujer. Es porque no nacieron para estar juntos. Summer es capaz de amar profundamente - a otro, claro, pero es capaz - y Tom sale de la inercia en que llevaba sumido varios años y decide forjar su propio camino. Con eso debiera bastar para entender que ciertas personas aparecen en las vidas de otras sólo para que puedan darse cuenta de lo que 
en realidad les hace falta. Nada más.

"Look, I know you think she was the one, but I don't. Now, I think you're just remembering the good stuff. Next time you look back, I, uh, I really think you should look again".
Rachel Hansen.

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