lunes, 22 de noviembre de 2010

The devil wears Prada, de Lauren Weisberger

Cuando vi la película de este libro, yo trabajaba en una revista de mujeres muy conocida y escribía temas de belleza. Tonteras como qué cremas usar para cada tipo de piel y cuáles eran las mejores maneras de hacer durar el bronceado y mantener el pelo teñido perfecto. En esa revista, es jefa una copia en baja resolución de  Miranda. Una mujer rubia, media loca, bien flaca (y obsesionada con la delgadez ajena) que sueña con ser peloláis pero en realidad apenas le da para new rich.

Por eso - y porque durante los dos años que trabajé ahí sin contrato nunca logré encajar en el mundo de la moda y la belleza, tal como la protagonista de la historia pero con menos estilo - después de ver la película, leí el libro. Y es igual. Se pasó. Me encanta cuando el cine logra captar la esencia, los personajes y el tono de los textos. Me siento tan identificada en tantos aspectos con Andy Sachs que verla en pantalla primero y leerla después fue una experiencia liberadora. Es que claro, la historia de la periodista joven y soñadora que quiere escribir sobre temas importantes y termina dominada por el sistema publicitario que rige a los grandes medios, yo la conozco a la perfección. Por eso ahora dejé el periodismo. Por el momento, al menos.

Seguro que "The devil wears Prada" no es para intelectuales, ni para nadie que piense que la literatura tiene que ser siempre un montón de divagaciones sobre un mundo ininteligible. Pero si se trata de liviandad, ironía y buen gusto, Weisberger la lleva.

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