miércoles, 1 de diciembre de 2010

Saga Crepúsculo, de Stephenie Meyer


Siempre termino leyendo lo que esté de moda. Para poder opinar con propiedad, digo yo. Porque aunque Mark Twain haya dicho que la persona que no lee buenos libros no tiene ninguna ventaja sobre la que no sabe leer, soy de la idea de que determinar si un libro es bueno o malo va más allá de cómo está escrito o qué tantas posibilidades tenga de convertirse en un clásico.

Me encantó la saga Crepúsculo. Amé a Edward y quise ser Bella. Me reí, me emocioné, me entretuve. Vi las películas y me sentí como una adolescente con las hormonas revolucionadas. Stephenie Meyer me devolvió en cuatro libros la libertad de creer en lo imposible. Por eso los defiendo a ultranza. Defiendo la posibilidad de que cada uno pueda elegir qué quiere considerar un libro bueno.

Para mí siempre van a ser los que me conmuevan, de cualquier forma. Los libros que me recuerden algo, que me den nostalgia o risa, o ganas de llorar o de correr bajo la lluvia, o de enamorarme. Los que me hagan salir un rato de la oficina, del escritorio blanco, del piso dieciséis donde paso tantas horas de mi vida. Los libros que, independiente de cómo estén escritos, despierten alguna parte dormida de mí. En este caso, los libros de vampiros sentimentales. Así no más.

1 comentario:

  1. Si a mi me tambien me encanto esta saga , me lo devore el verano pasado ycompletamente de acuerdo tu comentario
    Ahora ya no busco el " el principe azul en caballo blanco "
    busco " un vampiro en un volvo " ,jaja
    saludos , lgk

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